viernes, 31 de diciembre de 2010

El cántico mas revolucionario. Por Eloy Wade

"Dichosos los humildes, porque recibirán la tierra como herencia" Mateo 5: 5.

En el primer capitulo del evangelio de Lucas se registra el canto de María (vers. 46-56). Fue el canto que entonó en gratitud a Dios por escogerla como la madre del Mesías. Es uno de los himnos más grandes de la fe cristiana. Hoy se lo conoce con el nombre de Magníficat, por ser esta la primera palabra del canto en la versión latina. Está saturado de ideas tomadas del Antiguo Testamento, especialmente del canto de Ana, cuando nació Samuel (1 Sam. 2).

Es el cántico más revolucionario de los documentos del cristianismo. Habla de tres revoluciones de Dios. La primera nos presenta una revolución moral: "Hizo proezas con su brazo; desbarató las intrigas de los soberbios" (vers. 51). El cristianismo se rebela contra el orgullo. El mensaje cristiano es una protesta contra la soberbia. Para Cristo lo que valía era la humildad: "Dichosos los pobres en espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece" (Mat. 5: 3).

La segunda es una revolución social: "De sus tronos derrocó a los poderosos, mientras que ha exaltado a los humildes" (vers. 52). Los humildes aquí son los que sufren la opresión de los poderosos. Son los que no tienen influencias, los avasallados por la prepotencia de los que se creen ser algo, los marginados de la sociedad. Cristo vino a ser su defensa. Cuando Cristo reina, ellos son exaltados.

La tercera es una revolución económica: "A los hambrientos los colmó de bienes, y a los ricos los despidió con las manos vacías" (vers. 53). Donde prevalecen los principios cristianos, no hay escasez, porque un cristiano es alguien que comparte con los que no tienen. Donde se cumple el ideal cristiano, no hay hambre, porque Dios tiene muchas manos que dan.

Estas revoluciones comenzaron con el nacimiento de Cristo, y a través de los siglos han transformado a la humanidad. Ser cristiano es ser un guerrero de Dios en un mundo donde prevalecen la soberbia, el ultraje y la destitución: "Seguir a Cristo significa duras batallas, labor activa, guerra contra el mundo, la carne y el maligno" (En los lugares celestiales, p.117).




Fuente: El Manto de su Justicia / Meditaciones Matinales (adultos en español) para el 2010

Autor: Eloy Wade (México 1043-) Teólogo, docente y director de diversas instituciones educativas adventistas en México. Magister en Divinidades y Doctor en Teología de Andrews University




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