De una u otra forma, todos adoramos. Aun los incrédulos adoran, ya sea el dinero, a ídolos del deporte o la música. Fuimos creados para adorar. El hecho de que Dios haya creado a Adán y Eva en el sexto día, justamente antes del sábado, tiene un profundo significado teológico y sociológico. La intención del Creador era que en la vida humana la adoración tuviera la prioridad por sobre cualquier otra actividad. Es esta prioridad la que demanda que los seguidores de Dios no sólo adoren, sino que lo hagan correctamente. El acto y la manera de adorar no pueden darse por sentado.
¿Cuál es la manera apropiada de adoración? ¿Existe sólo una forma o un estilo correcto? ¿Han cambiado las formas de adorar con el tiempo? ¿Quién decide cuál es la manera correcta? Una vez que dejamos las opiniones y preferencias personales de lado, para hallar la respuesta debemos acudir a la Palabra de Dios.
El significado de la adoración
Las Escrituras nos presentan varios modelos de adoración. Uno de los más claros se encuentra en Isaías 6:1-8, donde el profeta relata la visión de una escena de adoración celestial. Este pasaje nos presenta un programa, inclusive una orden de adoración.
El capítulo comienza con la visión de Dios en su trono celestial y en su entorno reinan la belleza, el poder, la majestad y la reverencia. Aquí se nos enseña el por qué de nuestra adoración: es la respuesta a la presencia divina y a su llamado a adorar.
Los salmos --los textos de alabanza y adoración tradicionales de Israel-- nos muestran el cómo de la adoración: con gozo y reverencia. Esta idea se repite una y otra vez con frases tales como "Venid, aclamemos alegremente a Jehová.... Venid, adoremos y postrémonos" (Salmo 95:1, 6).
No es fácil encontrar el equilibrio entre el gozo y la reverencia en la adoración. En los servicios de culto a Dios, a menudo enfatizamos uno en desmedro del otro. Se nos hace difícil hallar la forma de combinar los dos. Nos cuesta ser reverentes y al mismo tiempo alegres. Pero eso es lo que Dios nos pide cuando le adoramos.
La Biblia también presenta la adoración como una actividad integral. Los adoradores deben acercarse a Dios con su ser entero. La adoración bíblica requiere del espíritu, la mente y los sentidos. Según Isaías 6, la adoración incluye la vista, el oído, el olfato y el tacto.
La adoración también es un acto corporativo: venimos a Dios como un grupo de creyentes. Esto implica una dimensión vertical y otra horizontal. En la adoración, a menudo interactuamos con las personas de manera limitada; sin embargo, la verdadera adoración debe acercarnos no sólo a Dios sino también a los otros creyentes. Debido a que nuestras iglesias son cada vez más multiculturales y multigeneracionales, esto representa un desafío, pues cada grupo desea expresar la adoración a su manera.
Asimismo, cuando nos reunimos a adorar, necesitamos saber a quién estamos rindiendo culto. La adoración no es para nosotros mismos. La adoración es para Dios y a Dios. Es una actividad centrada en la divinidad, totalmente enfocada en él (ver Salmo 9:1, 2). No venimos principalmente a adorar para recibir bendiciones, para aprender algo, o para estar en comunión fraterna: el propósito principal de la adoración es venir a Dios, darle gloria y hablar de sus proezas.
La adoración es, por lo tanto, una experiencia en comunidad: Dios inicia un llamado a la adoración y los adoradores le responden.
Para que haya adoración, la actividad debe ser significativa para ambas partes. Esa adoración es agradable a Dios. El Salmo 19 lo expresa con claridad: "Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti" (vers.14). Sin embargo, en nuestra adoración, ¡cuán a menudo nos esforzamos por agradar a la congregación!
Nuestros motivos determinan la manera en que planeamos y organizamos el culto de adoración. Cuando pensamos en formas de adorar, nuestra primera preocupación debe ser: "¿Será agradable a Dios?" Cuando queremos agradar a alguien, tratamos de saber cómo es la persona: "¿Qué carácter tiene? ¿Qué le gusta hacer? ¿Cómo nos trata?" Debemos hacer las mismas preguntas para saber qué cosas agradan a Dios. Las respuestas a estas preguntas nos guiarán respecto de lo que es apropiado o inapropiado en el culto de adoración.
Pero la adoración también debe ser significativa para el adorador. Es importante saber si la adoración es relevante para la congregación; es decir, si la congregación encuentra sentido en la adoración. Esto nos recuerda la importancia de los símbolos. El significado en la adoración está dado por símbolos, tales como la Santa Cena, el bautismo, la lectura de la Biblia, la oración, la música, la arquitectura, etc. Todos son "signos" que ayudan a dar significado a la adoración y deberían contribuir a que la misma sea relevante.
Ésta es una tarea difícil. Y lo es aún combinar los dos, es decir, lo apropiado con lo relevante. ¿Cómo puede nuestra adoración ser agradable a Dios, y al mismo tiempo ser significativa para la congregación? ¿Cómo combinar el elemento divino (el llamado) con el elemento humano (la respuesta) cuando adoramos?
Las formas de adorar
El servicio de adoración pertenece a toda la congregación, no sólo al pastor. Necesitamos educar a nuestras congregaciones acerca de esto, y a nuestros pastores, dirigentes del servicio de adoración y de la música. A menudo, estos últimos anhelan brindarse a la congregación con sus talentos y buenas intenciones. Los músicos, que tienen preparación específica, necesitan recordar que la adoración es algo muy especial. No consiste sólo en "hacer música". En la adoración no sólo se "interactúa" con la congregación; no sólo se "lee un texto", sino que todo esto se hace en la presencia de Dios, y para Dios.
La adoración verdadera, en su esencia y en sus formas, comienza con la reflexión, la enseñanza y el aprendizaje por parte de los participantes. Este proceso abarca la educación, el entrenamiento y preparación de mentores, dirigentes y de la congregación misma.
La adoración nos lleva a preguntarnos: ¿Prefiere Dios algún estilo o manera particular de adorar? ¿Existe algún modo mejor que otros en la manera de adorar? ¿Hay una sola forma apropiada que debe seguirse en todo el mundo? La Biblia deja en claro que no es la forma o el estilo en sí mismos lo importante para Dios. Lo que Dios busca es la condición y la actitud del adorador. La mayor expectativa es, a los ojos de Dios, «el espíritu quebrantado»; el «corazón contrito y humillado» (Salmo 51:17). A Dios no le agradan nuestros sacrificios, nuestro culto de adoración, cuando olvidamos "hacer justicia, y amar misericordia, y humillarnos ante [él]" (Miqueas 6:8).
Por lo tanto, sólo la genuina transformación del corazón garantizará una manera genuina de adoración. Cualquiera sea la forma, si no venimos con un corazón transformado, la adoración no tendrá sentido. En una entidad mundial y multicultural como lo es la Iglesia Adventista, los mismos principios deben guiar nuestra comprensión de qué es la adoración. Extraídos de la Palabra de Dios, son inmutables y eternos, independientes del tiempo y el espacio. La diferencia está en las expresiones de adoración, en el cómo adorar. Necesitamos determinar qué actitudes, en nuestra cultura, expresan mejor la reverencia. La pregunta que debemos hacernos es: "¿Será que este modo particular de expresión dentro de mi cultura será reconocido como una expresión de reverencia hacia Dios?"
Lo mismo sucede con el gozo. Existen diversas maneras de expresar gozo. Algunos saltan y gritan, otros lo expresan con tranquilidad. Más allá de una cultura particular, necesitamos descubrir la mejor manera de expresar el gozo que proviene de la adoración bíblica. ¿Qué clase de gozo debemos experimentar en el acto de adoración? ¿Hay diferencia entre el gozo que nos embarga en la adoración y el que sentimos en un encuentro deportivo o musical? El gozo de la adoración no es común, sino sumamente especial. En cierto sentido, es similar al gozo humano, pero también es diferente. El relato de Nehemías de la dedicación del muro de Jerusalén luego del exilio de Israel dice que "se regocijaron, porque Dios los había recreado con grande contentamiento" (Nehemías 12:43). Vale decir que el gozo experimentado en la adoración proviene de Dios y es el resultado de un encuentro con él, por lo que ha hecho por nosotros. Esta búsqueda del gozo divino es de suma importancia, ya que dará forma a nuestras expresiones de adoración: el comportamiento, la música, y la forma de hacer música.
La forma y el contenido van de la mano, tanto en la adoración como en todo arte. En ambos sucede que si el mensaje transmitido por la forma no concuerda con el contenido, terminaremos con expresiones artísticas o de adoración falsos. Esta idea de la expresión cultural puede ser ilustrada mediante la figura de las cañerías de agua. Aunque las cañerías sean de diversos materiales (metal, plástico, cemento), todas pueden transportar agua. De la misma manera, diferentes expresiones culturales pueden transmitir una verdad particular. Sin embargo, hay algo importante: debemos asegurarnos de que para cuando el agua nos llegue y la bebamos, sea pura y potable. Si la composición química del agua cambia, puede transformarse en veneno. Hay cañerías que pueden cambiar la naturaleza del agua. Si utilizo un caño de plomo, el agua tendrá suficiente plomo como para afectar negativamente la salud. Algo tan esencial para la vida como el agua puede ser causa de enfermedad. Si nuestra adoración de alguna manera adultera el mensaje que queremos transmitir, no representa una forma apropiada de adoración y necesitamos cambiarla. Por otro lado, si con verdad transmite el mensaje de adoración, es una adoración apropiada aunque se aleje de las formas tradicionales.
Una de las dificultades relacionadas con la adoración es que conlleva una tensión, como hemos notado, entre la dimensión divina y la humana; entre las expresiones de gozo y las de reverencia; entre lo que es apropiado y lo relevante. Es una tensión positiva ya que nos desafía constantemente a reflexionar. Esta tensión requiere que no escatimemos esfuerzos para hallar un equilibrio entre los dos factores. Esto no puede ser hecho por una persona sola; toda la congregación tiene que asegurarse de que la adoración sea agradable a Dios.
A la luz de esta tensión, cualquier discusión acerca de las formas toma una dirección nueva. El tema ya no es elegir entre estilos (que significa que algunos estilos son mejores que otros), sino elegir dentro de un estilo determinado. La adoración apropiada puede darse con múltiples estilos, y dentro de cada estilo debemos elegir aquellos elementos que transmitan con propiedad los verdaderos valores de la adoración.
Las preguntas que debemos hacernos no son: ¿Está bien aplaudir en el culto de adoración? ¿Es aceptable este estilo de música? ¿Podemos presentar dramatizaciones como parte del culto? ¿Deberíamos arrodillarnos o ponernos de pie para orar? Las formas no son ni el objetivo ni el propósito de la adoración. Son los resultados y las consecuencias de nuestra reflexión en la adoración. Aquí pueden surgir nuevos interrogantes orientadores:
- ¿Cómo podemos crear una atmósfera de santidad en la adoración? - ¿Cómo podemos hacer para que en la adoración, el adorador sea elevado hacia Dios y no hacia la música o la predicación? - ¿Cómo podemos expresar gozo y reverencia y mantener un equilibrio entre los dos? - ¿Qué expresiones de adoración pueden ayudar a la congregación a llegar a ser mejores practicantes de su fe, es decir, a hacer misericordia y justicia, que son las señales de la adoración verdadera? - ¿Cómo podemos hacer para que la adoración comunique el mensaje de Dios al mundo?
Necesitamos reaprender a adorar. El secreto para lograrlo es reaprender cómo conectarnos con Dios de manera personal. La adoración corporativa comienza a nivel personal. A medida que conocemos mejor a Dios y nos acercamos a él, a medida que aprendemos como relacionarnos con él y con nuestros semejantes, descubriremos cómo hacer para que nuestros servicios de adoración sean más significativos.
Fuente: Dialogo Universitario
Autor: Lilianne Doukhan es profesor asociado de Música en la Andrews University donde imparte clases de Musicología y Música Religiosa. Tiene un doctorado en Musicología de la Michigan State University. Realiza talleres y conferencias en todo el mundo sobre adoración, culto y la música de la iglesia.
¿Cuál es la manera apropiada de adoración? ¿Existe sólo una forma o un estilo correcto? ¿Han cambiado las formas de adorar con el tiempo? ¿Quién decide cuál es la manera correcta? Una vez que dejamos las opiniones y preferencias personales de lado, para hallar la respuesta debemos acudir a la Palabra de Dios.
El significado de la adoración
Las Escrituras nos presentan varios modelos de adoración. Uno de los más claros se encuentra en Isaías 6:1-8, donde el profeta relata la visión de una escena de adoración celestial. Este pasaje nos presenta un programa, inclusive una orden de adoración.
El capítulo comienza con la visión de Dios en su trono celestial y en su entorno reinan la belleza, el poder, la majestad y la reverencia. Aquí se nos enseña el por qué de nuestra adoración: es la respuesta a la presencia divina y a su llamado a adorar.
Los salmos --los textos de alabanza y adoración tradicionales de Israel-- nos muestran el cómo de la adoración: con gozo y reverencia. Esta idea se repite una y otra vez con frases tales como "Venid, aclamemos alegremente a Jehová.... Venid, adoremos y postrémonos" (Salmo 95:1, 6).
No es fácil encontrar el equilibrio entre el gozo y la reverencia en la adoración. En los servicios de culto a Dios, a menudo enfatizamos uno en desmedro del otro. Se nos hace difícil hallar la forma de combinar los dos. Nos cuesta ser reverentes y al mismo tiempo alegres. Pero eso es lo que Dios nos pide cuando le adoramos.
La Biblia también presenta la adoración como una actividad integral. Los adoradores deben acercarse a Dios con su ser entero. La adoración bíblica requiere del espíritu, la mente y los sentidos. Según Isaías 6, la adoración incluye la vista, el oído, el olfato y el tacto.
La adoración también es un acto corporativo: venimos a Dios como un grupo de creyentes. Esto implica una dimensión vertical y otra horizontal. En la adoración, a menudo interactuamos con las personas de manera limitada; sin embargo, la verdadera adoración debe acercarnos no sólo a Dios sino también a los otros creyentes. Debido a que nuestras iglesias son cada vez más multiculturales y multigeneracionales, esto representa un desafío, pues cada grupo desea expresar la adoración a su manera.
Asimismo, cuando nos reunimos a adorar, necesitamos saber a quién estamos rindiendo culto. La adoración no es para nosotros mismos. La adoración es para Dios y a Dios. Es una actividad centrada en la divinidad, totalmente enfocada en él (ver Salmo 9:1, 2). No venimos principalmente a adorar para recibir bendiciones, para aprender algo, o para estar en comunión fraterna: el propósito principal de la adoración es venir a Dios, darle gloria y hablar de sus proezas.
La adoración es, por lo tanto, una experiencia en comunidad: Dios inicia un llamado a la adoración y los adoradores le responden.
Para que haya adoración, la actividad debe ser significativa para ambas partes. Esa adoración es agradable a Dios. El Salmo 19 lo expresa con claridad: "Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti" (vers.14). Sin embargo, en nuestra adoración, ¡cuán a menudo nos esforzamos por agradar a la congregación!
Nuestros motivos determinan la manera en que planeamos y organizamos el culto de adoración. Cuando pensamos en formas de adorar, nuestra primera preocupación debe ser: "¿Será agradable a Dios?" Cuando queremos agradar a alguien, tratamos de saber cómo es la persona: "¿Qué carácter tiene? ¿Qué le gusta hacer? ¿Cómo nos trata?" Debemos hacer las mismas preguntas para saber qué cosas agradan a Dios. Las respuestas a estas preguntas nos guiarán respecto de lo que es apropiado o inapropiado en el culto de adoración.
Pero la adoración también debe ser significativa para el adorador. Es importante saber si la adoración es relevante para la congregación; es decir, si la congregación encuentra sentido en la adoración. Esto nos recuerda la importancia de los símbolos. El significado en la adoración está dado por símbolos, tales como la Santa Cena, el bautismo, la lectura de la Biblia, la oración, la música, la arquitectura, etc. Todos son "signos" que ayudan a dar significado a la adoración y deberían contribuir a que la misma sea relevante.
Ésta es una tarea difícil. Y lo es aún combinar los dos, es decir, lo apropiado con lo relevante. ¿Cómo puede nuestra adoración ser agradable a Dios, y al mismo tiempo ser significativa para la congregación? ¿Cómo combinar el elemento divino (el llamado) con el elemento humano (la respuesta) cuando adoramos?
Las formas de adorar
El servicio de adoración pertenece a toda la congregación, no sólo al pastor. Necesitamos educar a nuestras congregaciones acerca de esto, y a nuestros pastores, dirigentes del servicio de adoración y de la música. A menudo, estos últimos anhelan brindarse a la congregación con sus talentos y buenas intenciones. Los músicos, que tienen preparación específica, necesitan recordar que la adoración es algo muy especial. No consiste sólo en "hacer música". En la adoración no sólo se "interactúa" con la congregación; no sólo se "lee un texto", sino que todo esto se hace en la presencia de Dios, y para Dios.
La adoración verdadera, en su esencia y en sus formas, comienza con la reflexión, la enseñanza y el aprendizaje por parte de los participantes. Este proceso abarca la educación, el entrenamiento y preparación de mentores, dirigentes y de la congregación misma.
La adoración nos lleva a preguntarnos: ¿Prefiere Dios algún estilo o manera particular de adorar? ¿Existe algún modo mejor que otros en la manera de adorar? ¿Hay una sola forma apropiada que debe seguirse en todo el mundo? La Biblia deja en claro que no es la forma o el estilo en sí mismos lo importante para Dios. Lo que Dios busca es la condición y la actitud del adorador. La mayor expectativa es, a los ojos de Dios, «el espíritu quebrantado»; el «corazón contrito y humillado» (Salmo 51:17). A Dios no le agradan nuestros sacrificios, nuestro culto de adoración, cuando olvidamos "hacer justicia, y amar misericordia, y humillarnos ante [él]" (Miqueas 6:8).
Por lo tanto, sólo la genuina transformación del corazón garantizará una manera genuina de adoración. Cualquiera sea la forma, si no venimos con un corazón transformado, la adoración no tendrá sentido. En una entidad mundial y multicultural como lo es la Iglesia Adventista, los mismos principios deben guiar nuestra comprensión de qué es la adoración. Extraídos de la Palabra de Dios, son inmutables y eternos, independientes del tiempo y el espacio. La diferencia está en las expresiones de adoración, en el cómo adorar. Necesitamos determinar qué actitudes, en nuestra cultura, expresan mejor la reverencia. La pregunta que debemos hacernos es: "¿Será que este modo particular de expresión dentro de mi cultura será reconocido como una expresión de reverencia hacia Dios?"
Lo mismo sucede con el gozo. Existen diversas maneras de expresar gozo. Algunos saltan y gritan, otros lo expresan con tranquilidad. Más allá de una cultura particular, necesitamos descubrir la mejor manera de expresar el gozo que proviene de la adoración bíblica. ¿Qué clase de gozo debemos experimentar en el acto de adoración? ¿Hay diferencia entre el gozo que nos embarga en la adoración y el que sentimos en un encuentro deportivo o musical? El gozo de la adoración no es común, sino sumamente especial. En cierto sentido, es similar al gozo humano, pero también es diferente. El relato de Nehemías de la dedicación del muro de Jerusalén luego del exilio de Israel dice que "se regocijaron, porque Dios los había recreado con grande contentamiento" (Nehemías 12:43). Vale decir que el gozo experimentado en la adoración proviene de Dios y es el resultado de un encuentro con él, por lo que ha hecho por nosotros. Esta búsqueda del gozo divino es de suma importancia, ya que dará forma a nuestras expresiones de adoración: el comportamiento, la música, y la forma de hacer música.
La forma y el contenido van de la mano, tanto en la adoración como en todo arte. En ambos sucede que si el mensaje transmitido por la forma no concuerda con el contenido, terminaremos con expresiones artísticas o de adoración falsos. Esta idea de la expresión cultural puede ser ilustrada mediante la figura de las cañerías de agua. Aunque las cañerías sean de diversos materiales (metal, plástico, cemento), todas pueden transportar agua. De la misma manera, diferentes expresiones culturales pueden transmitir una verdad particular. Sin embargo, hay algo importante: debemos asegurarnos de que para cuando el agua nos llegue y la bebamos, sea pura y potable. Si la composición química del agua cambia, puede transformarse en veneno. Hay cañerías que pueden cambiar la naturaleza del agua. Si utilizo un caño de plomo, el agua tendrá suficiente plomo como para afectar negativamente la salud. Algo tan esencial para la vida como el agua puede ser causa de enfermedad. Si nuestra adoración de alguna manera adultera el mensaje que queremos transmitir, no representa una forma apropiada de adoración y necesitamos cambiarla. Por otro lado, si con verdad transmite el mensaje de adoración, es una adoración apropiada aunque se aleje de las formas tradicionales.
Una de las dificultades relacionadas con la adoración es que conlleva una tensión, como hemos notado, entre la dimensión divina y la humana; entre las expresiones de gozo y las de reverencia; entre lo que es apropiado y lo relevante. Es una tensión positiva ya que nos desafía constantemente a reflexionar. Esta tensión requiere que no escatimemos esfuerzos para hallar un equilibrio entre los dos factores. Esto no puede ser hecho por una persona sola; toda la congregación tiene que asegurarse de que la adoración sea agradable a Dios.
A la luz de esta tensión, cualquier discusión acerca de las formas toma una dirección nueva. El tema ya no es elegir entre estilos (que significa que algunos estilos son mejores que otros), sino elegir dentro de un estilo determinado. La adoración apropiada puede darse con múltiples estilos, y dentro de cada estilo debemos elegir aquellos elementos que transmitan con propiedad los verdaderos valores de la adoración.
Las preguntas que debemos hacernos no son: ¿Está bien aplaudir en el culto de adoración? ¿Es aceptable este estilo de música? ¿Podemos presentar dramatizaciones como parte del culto? ¿Deberíamos arrodillarnos o ponernos de pie para orar? Las formas no son ni el objetivo ni el propósito de la adoración. Son los resultados y las consecuencias de nuestra reflexión en la adoración. Aquí pueden surgir nuevos interrogantes orientadores:
- ¿Cómo podemos crear una atmósfera de santidad en la adoración? - ¿Cómo podemos hacer para que en la adoración, el adorador sea elevado hacia Dios y no hacia la música o la predicación? - ¿Cómo podemos expresar gozo y reverencia y mantener un equilibrio entre los dos? - ¿Qué expresiones de adoración pueden ayudar a la congregación a llegar a ser mejores practicantes de su fe, es decir, a hacer misericordia y justicia, que son las señales de la adoración verdadera? - ¿Cómo podemos hacer para que la adoración comunique el mensaje de Dios al mundo?
Necesitamos reaprender a adorar. El secreto para lograrlo es reaprender cómo conectarnos con Dios de manera personal. La adoración corporativa comienza a nivel personal. A medida que conocemos mejor a Dios y nos acercamos a él, a medida que aprendemos como relacionarnos con él y con nuestros semejantes, descubriremos cómo hacer para que nuestros servicios de adoración sean más significativos.
Fuente: Dialogo Universitario
Autor: Lilianne Doukhan es profesor asociado de Música en la Andrews University donde imparte clases de Musicología y Música Religiosa. Tiene un doctorado en Musicología de la Michigan State University. Realiza talleres y conferencias en todo el mundo sobre adoración, culto y la música de la iglesia.
“Decía a gran voz: "¡TEMED a Dios y dadle HONRA, porque ha llegado la hora de su juicio! Y ADORAD al que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas".
ResponderBorrarmuy buen comentario o estudio. hoy dentro de la iglesia adventista. parecen pentecosteces. y mi pregunta que dicen los ke dicen ser dirigentesde Dios..pke permiten este tipo de adoracion dentro de la iglesia adventista. en mis 35 anos dentro de la iglesia. nunca de los nuncas se ha habaldo de musica correcta dentro de la iglesia. o acaso no sera prefieren . mucha gracia. y no obediencia?
ResponderBorrarEn mi caso he escuchado muchas veces temas y participado de dinámicas grupales sobre el tema de la música y la adoración... pero es un tema tan complicado. debido a los intereses de unos y otros, sean conservadores o liberales. Dios nos ayude...
ResponderBorrarsi dios es la respuesta, la pregunta debe haber sido muy tonta...
ResponderBorrar