Era una persona insólita: distraído y generoso, sensible a la crítica y modesto. Afrontó varias crisis psicológicas y tenía dificultad en mantener buenas relaciones sociales. Sin embargo, fue uno de los extraordinarios gigantes de la historia: un físico brillante, un astrónomo y matemático eminente, y un filósofo natural.
Cuando Isaac Newton, este genio y caballero inglés murió en 1727 a la edad de 85 años, dejó una marca indeleble en cada actividad en la que participó. Conocemos sus leyes del movimiento y la teoría de la gravitación universal. Y lo conocemos a él por su contribución a la comprensión del universo. Pero raramente oímos hablar acerca de sus contribuciones a la teología cristiana. Después de un estudio minucioso de sus escritos, he llegado a la conclusión de que Newton no sólo fue un gran hombre de ciencia, sino también un gran teólogo, un verdadero creacionista y adventista.1
Mi recorrido hacia la comprensión de Newton como teólogo comenzó hace unos 45 años cuando yo mismo llegué a ser adventista, después de asistir a una serie evangelizadora sobre las fascinantes profecías bíblicas de Daniel y el Apocalipsis. En ese entonces yo estudiaba la carrera de Ingeniería en la Escuela Politécnica de la Universidad de San Pablo, Brasil.
El ambiente universitario de ningún modo favorecía al desarrollo de mi fe. Me sentía bombardeado de todas direcciones. El materialismo, las preocupaciones humanistas y una concepción científica del mundo convergían para cuestionar mi fe recién descubierta. Yo necesitaba algo para defender lo que creía que era verdadero y quería que mi defensa fuera sólida y lógica.
En mi búsqueda de publicaciones apropiadas, encontré una versión portuguesa del libro Observations Upon the Prophecies of Daniel and the Apocalypse, no en la biblioteca de la Universidad ni en una librería, sino en una venta callejera de libros. Me llevé una agradable sorpresa al encontrar que el mismo Isaac Newton a quien, como estudiante de ingeniería había encontrado en los estudios sobre óptica, mecánica, cálculo diferencial e integral y gravedad, ¡había dedicado bastante tiempo y esfuerzo a la cronología bíblica y a la interpretación de las profecías! En realidad, la Enciclopaedia Britannica incluye su Enmienda de la cronología de los reyes antiguos y Observaciones sobre las profecías de Daniel y el Apocalipsis de S. Juan entre las cinco obras más importantes de Newton; las otras son Philosophia Naturalis Principia Matematica, Opticks, y Arithmetica Universalis.
Mi descubrimiento y estudio de un Newton erudito y cristiano me condujo a entenderlo como creacionista, adventista e intérprete de las profecías.
Newton, el creacionista
Robert Boyle, un pionero en los experimentos con gases y sólido promotor del cristianismo, que había abogado por el estudio científico de la naturaleza como un deber religioso, había muerto en 1691. Su testamento disponía que se realizara una serie anual de conferencias con la intención de defender el cristianismo contra la incredulidad. Richard Bentley, clérigo y distinguido erudito de los clásicos, pronunció la primera serie de conferencias en 1692.
En preparación para sus conferencias, Bentley pidió la ayuda de Newton, quien ya era famoso por sus Principia (1687). Bentley esperaba demostrar que, de acuerdo con las leyes físicas que gobiernan el mundo natural, debiera haber sido imposible que los cuerpos celestes aparecieran sin la intervención de un agente divino.
De allí en adelante, Bentley y Newton intercambiaron una correspondencia “casi teológica”. En su primera carta a Bentley, Newton declaró: “Cuando escribí mi tratado sobre nuestro sistema, tuve mis ojos fijos en los principios que pudieron actuar considerando la creencia de la humanidad en una divinidad, y nada me resulta más gratificador que ver que resultó ser útil para este objetivo”.2
Más tarde Newton escribió: “Los momentos que los planetas tienen hoy no pudieron originarse de causas naturales aisladas, sino que les fueron impuestos por un agente inteligente”.3
Otros escritos afirman la firme creencia de Newton en un Creador, a quien él se refiere a menudo como el “Pantokrator”, el Todopoderoso “que tiene autoridad sobre todas las cosas existentes, sobre la forma del mundo natural y el curso de la historia humana”.
Newton fue muy claro en afirmar sus convicciones: “Debemos creer que hay sólo un Dios o monarca supremo a quien debemos temer, guardar sus leyes y darle honor y gloria. Debemos creer que él es el padre de quien provienen todas las cosas, y que ama a su pueblo como su padre. Debemos creer que él es el ‘Pantokrator’, Señor de todo, con poder y dominio irresistibles e ilimitados, del cual no tenemos esperanza de escapar si nos rebelamos y seguimos a otros dioses, o si transgredimos las leyes de su soberanía, y de quien podemos esperar grandes recompensas si hacemos su voluntad. Debemos creer que él es el Dios de los judíos, quien creó los cielos y la tierra y todo lo que en ellos existe, como lo expresan los Diez Mandamientos, de modo que podamos agradecerle por nuestra existencia y por todas las bendiciones de esta vida, y evitar el uso de su nombre en vano o adorar imágenes u otros dioses”.4
Newton, el adventista
A Newton también le preocupaba la restauración de la Iglesia Cristiana a su pureza apostólica. Su estudio de las profecías lo llevó a concluir que, en última instancia, la iglesia triunfará a pesar de sus fallas actuales. William Whiston, quien sucedió a Newton como profesor de Matemáticas en Cambridge y escribió The Accomplishment of Scripture Prophecies, declaró después de la muerte de Newton que “él y Samuel Clarke habían dejado de luchar por la restauración de la iglesia hacia las normas de los tiempos apostólicos primitivos porque la interpretación de Newton de las profecías los había llevado a esperar una larga era de corrupción antes de que pudiera ser efectiva”.5
Newton creía en un remanente fiel que sería testigo del fin de los tiempos. Uno de sus biógrafos escribió: “En la iglesia verdadera, a la cual señalan las profecías, Newton no quería incluir a todos los que se llaman cristianos, sino a un remanente, unas pocas personas dispersas, elegidas por Dios, personas que no son movidas por ningún interés, instrucción o poder de autoridades humanas, que son capaces de dedicarse sincera y diligentemente a la búsqueda de la verdad”. “Newton estaba lejos de identificar lo que lo rodeaba como el cristianismo apostólico verdadero. Su cronología interna había puesto el día de la trompeta final dos siglos más adelante”.6
En Daniel 2 Newton veía el desarrollo de la historia de la humanidad hasta el fin del tiempo, cuando Cristo establecería su reino. Escribió: “Y una piedra cortada no con mano, que cayó sobre los pies de la imagen, y rompió los cuatro metales en pedazos, y llegó a ser un gran monte, y llenó toda la tierra; representa que se levantará un nuevo reino, después de los cuatro, y conquistará a todas aquellas naciones, y crecerá hasta ser muy grande, y durará hasta el fin de todos los tiempos”.7
Al considerar las demás visiones de Daniel, Newton aclara que después del cuarto reino sobre la tierra vendría la segunda venida de Cristo y el establecimiento de su reino eterno: “La profecía del Hijo del hombre que viene en las nubes de los cielos se relaciona con la segunda venida de Cristo”.8
Newton, el intérprete de las profecías
Newton no estaba satisfecho con la interpretación de las profecías de su época. Sostenía que los intérpretes no “tenían métodos previos... Distorsionaban parte de las profecías, sacándolas de su orden natural según sus propias conveniencias”.9
En armonía con su enfoque de los problemas científicos, Newton estableció normas para la interpretación profética, con una codificación del lenguaje profético que tenía como intención eliminar la posibilidad de distorsiones “a la conveniencia de uno”, y adoptó el criterio de permitir que la Escritura revele y explique la Escritura.
De este modo, la interpretación de Newton difería de la interpretación de la mayoría de sus contemporáneos. El no estaba interesado en el uso de la profecía para explicar la historia política de Inglaterra, como lo hacían otros, sino más bien se centraba en el estudio del comienzo de la gran apostasía que ocurrió en la iglesia y en la restauración final de la iglesia a su pureza original.
Este interés en la restauración de la iglesia a su pureza apostólica llevó a Newton a estudiar la segunda venida de Cristo. Su preocupación por el futuro lo condujo a las 70 semanas de Daniel 9. El, como muchos dispensacionalistas de hoy, asignaba la última semana a un futuro indeterminado cuando comenzaría el regreso de los judíos y la reconstrucción de Jerusalén, y que culminaría con la gloriosa segunda venida de Cristo.
Esta interpretación, por supuesto, es contraria a las creencias de los adventistas. Sin embargo, algunos de los principios de interpretación de Newton están en armonía con los nuestros. Por ejemplo, considera la interpretación que daba Newton a los símbolos:
“Los vientos tempestuosos, o el movimiento de las nubes [representa] guerras;... La lluvia, si no es inmoderada, y el rocío, y el agua corriente [representan] las gracias y las doctrinas del Espíritu; y la falta de lluvia, la esterilidad espiritual. En la tierra, la tierra seca y las aguas congregadas, como un mar, un río, una inundación, están en lugar de la gente de diversas regiones, naciones, y dominios... Y varios animales como un león, un oso, un leopardo, y un macho cabrío, de acuerdo con sus características, están en lugar de varios reinos y cuerpos políticos... Un gobernante está representado por alguien que cabalga en una bestia; un guerrero o un conquistador, por una espada y un arco; un hombre poderoso, por su estatura gigantesca; un juez, por una balanza y pesas;... honor y gloria, por una vestimenta espléndida; dignidad real, por ropaje de púrpura o escarlata, o por una corona; la justicia, por vestimentas blancas y limpias; la maldad, por ropa manchada y sucia”.10
En la interpretación de las profecías relacionadas con el tiempo, Newton sostenía que “los días de Daniel son años”.11 El aplicó este principio a las 70 semanas12 y a los “tres tiempos y medio” de apostasía. Newton aclara que el “día profético” es “un año solar”, y que un “tiempo” en la profecía también es equivalente a un año solar. “Y los tiempos y las leyes fueron desde entonces dados en su mano por un tiempo, tiempos y el medio de un tiempo, o tres tiempos y medio; es decir, por 1260 años solares, considerando un tiempo como un año calendario de 360 días, y un día por un año solar”.13
Conclusión
Newton fue extremadamente cauto en sus creencias religiosas. Esto puede explicar, en parte, por qué no publicó sus obras teológicas durante su vida. Tal vez, consciente del ambiente religioso inglés, no quería ser acusado de herejía, sino que buscó con afán la verdad como la encontraba en la Biblia. Afortunadamente, sus obras teológicas fueron publicadas después de su muerte.
Como adventistas, podremos no estar de acuerdo con Newton en todas sus interpretaciones de la profecía bíblica, pero podemos beneficiarnos con sus obras teológicas y su metodología cuidadosa a fin de mantenernos firmes en la fe, aun cuando sigamos estudios científicos. El fue un verdadero gigante de la ciencia que no se avergonzaba de su fe, sino que, por el contrario, dedicó tiempo para entender la Palabra de Dios, tanto cuando predice los movimientos de la historia, como cuando proporciona orientación para ordenar la vida personal de cada uno.
Fuente: Dialogo Universitario / "Isaac Newton: hombre de ciencia y teólogo"
Autor: Ruy Carlos de Camargo Vieira (Ph.D., Universidad de Sao Paulo) es ingeniero mecánico y eléctrico; actualmente es miembro del Consejo Superior de la Agencia Espacial Brasileña. En 1971, el Dr. Vieira fundó la Sociedad Creacionista Brasileña, y comenzó la publicación de Folha Criacionista, una revista bi-anual en portugués.
Notas y referencias: 1. Ver mi Sir Isaac Newton: Adventista?, un librito publicado por la Sociedade Criacionista Brasileira. 2. Richard S. Westfall, The Life of Isaac Newton (Cambridge: University Press, 1993), p. 204. 3. Bernard Cohen, Isaac Newton: Papers & Letters on Natural Philosophy (Cambridge: Harvard University Press, 1958), p. 284. 4. Westfall, p. 301. 5. Id., p. 300. 6. Id., p. 128. 7. Isaac Newton, Observations Upon the Prophecies of Daniel and the Apocalypse of St. John, pp. 25, 26. 8. Id., p. 128. 9. Westfall, pp. 128, 129. 10. Newton, Observations, p. 18-22. 11. Id., p. 122. 12. Id., p. 130. 13. Id., pp. 113, 114.
Cuando Isaac Newton, este genio y caballero inglés murió en 1727 a la edad de 85 años, dejó una marca indeleble en cada actividad en la que participó. Conocemos sus leyes del movimiento y la teoría de la gravitación universal. Y lo conocemos a él por su contribución a la comprensión del universo. Pero raramente oímos hablar acerca de sus contribuciones a la teología cristiana. Después de un estudio minucioso de sus escritos, he llegado a la conclusión de que Newton no sólo fue un gran hombre de ciencia, sino también un gran teólogo, un verdadero creacionista y adventista.1
Mi recorrido hacia la comprensión de Newton como teólogo comenzó hace unos 45 años cuando yo mismo llegué a ser adventista, después de asistir a una serie evangelizadora sobre las fascinantes profecías bíblicas de Daniel y el Apocalipsis. En ese entonces yo estudiaba la carrera de Ingeniería en la Escuela Politécnica de la Universidad de San Pablo, Brasil.
El ambiente universitario de ningún modo favorecía al desarrollo de mi fe. Me sentía bombardeado de todas direcciones. El materialismo, las preocupaciones humanistas y una concepción científica del mundo convergían para cuestionar mi fe recién descubierta. Yo necesitaba algo para defender lo que creía que era verdadero y quería que mi defensa fuera sólida y lógica.
En mi búsqueda de publicaciones apropiadas, encontré una versión portuguesa del libro Observations Upon the Prophecies of Daniel and the Apocalypse, no en la biblioteca de la Universidad ni en una librería, sino en una venta callejera de libros. Me llevé una agradable sorpresa al encontrar que el mismo Isaac Newton a quien, como estudiante de ingeniería había encontrado en los estudios sobre óptica, mecánica, cálculo diferencial e integral y gravedad, ¡había dedicado bastante tiempo y esfuerzo a la cronología bíblica y a la interpretación de las profecías! En realidad, la Enciclopaedia Britannica incluye su Enmienda de la cronología de los reyes antiguos y Observaciones sobre las profecías de Daniel y el Apocalipsis de S. Juan entre las cinco obras más importantes de Newton; las otras son Philosophia Naturalis Principia Matematica, Opticks, y Arithmetica Universalis.
Mi descubrimiento y estudio de un Newton erudito y cristiano me condujo a entenderlo como creacionista, adventista e intérprete de las profecías.
Newton, el creacionista
Robert Boyle, un pionero en los experimentos con gases y sólido promotor del cristianismo, que había abogado por el estudio científico de la naturaleza como un deber religioso, había muerto en 1691. Su testamento disponía que se realizara una serie anual de conferencias con la intención de defender el cristianismo contra la incredulidad. Richard Bentley, clérigo y distinguido erudito de los clásicos, pronunció la primera serie de conferencias en 1692.
En preparación para sus conferencias, Bentley pidió la ayuda de Newton, quien ya era famoso por sus Principia (1687). Bentley esperaba demostrar que, de acuerdo con las leyes físicas que gobiernan el mundo natural, debiera haber sido imposible que los cuerpos celestes aparecieran sin la intervención de un agente divino.
De allí en adelante, Bentley y Newton intercambiaron una correspondencia “casi teológica”. En su primera carta a Bentley, Newton declaró: “Cuando escribí mi tratado sobre nuestro sistema, tuve mis ojos fijos en los principios que pudieron actuar considerando la creencia de la humanidad en una divinidad, y nada me resulta más gratificador que ver que resultó ser útil para este objetivo”.2
Más tarde Newton escribió: “Los momentos que los planetas tienen hoy no pudieron originarse de causas naturales aisladas, sino que les fueron impuestos por un agente inteligente”.3
Otros escritos afirman la firme creencia de Newton en un Creador, a quien él se refiere a menudo como el “Pantokrator”, el Todopoderoso “que tiene autoridad sobre todas las cosas existentes, sobre la forma del mundo natural y el curso de la historia humana”.
Newton fue muy claro en afirmar sus convicciones: “Debemos creer que hay sólo un Dios o monarca supremo a quien debemos temer, guardar sus leyes y darle honor y gloria. Debemos creer que él es el padre de quien provienen todas las cosas, y que ama a su pueblo como su padre. Debemos creer que él es el ‘Pantokrator’, Señor de todo, con poder y dominio irresistibles e ilimitados, del cual no tenemos esperanza de escapar si nos rebelamos y seguimos a otros dioses, o si transgredimos las leyes de su soberanía, y de quien podemos esperar grandes recompensas si hacemos su voluntad. Debemos creer que él es el Dios de los judíos, quien creó los cielos y la tierra y todo lo que en ellos existe, como lo expresan los Diez Mandamientos, de modo que podamos agradecerle por nuestra existencia y por todas las bendiciones de esta vida, y evitar el uso de su nombre en vano o adorar imágenes u otros dioses”.4
Newton, el adventista
A Newton también le preocupaba la restauración de la Iglesia Cristiana a su pureza apostólica. Su estudio de las profecías lo llevó a concluir que, en última instancia, la iglesia triunfará a pesar de sus fallas actuales. William Whiston, quien sucedió a Newton como profesor de Matemáticas en Cambridge y escribió The Accomplishment of Scripture Prophecies, declaró después de la muerte de Newton que “él y Samuel Clarke habían dejado de luchar por la restauración de la iglesia hacia las normas de los tiempos apostólicos primitivos porque la interpretación de Newton de las profecías los había llevado a esperar una larga era de corrupción antes de que pudiera ser efectiva”.5
Newton creía en un remanente fiel que sería testigo del fin de los tiempos. Uno de sus biógrafos escribió: “En la iglesia verdadera, a la cual señalan las profecías, Newton no quería incluir a todos los que se llaman cristianos, sino a un remanente, unas pocas personas dispersas, elegidas por Dios, personas que no son movidas por ningún interés, instrucción o poder de autoridades humanas, que son capaces de dedicarse sincera y diligentemente a la búsqueda de la verdad”. “Newton estaba lejos de identificar lo que lo rodeaba como el cristianismo apostólico verdadero. Su cronología interna había puesto el día de la trompeta final dos siglos más adelante”.6
En Daniel 2 Newton veía el desarrollo de la historia de la humanidad hasta el fin del tiempo, cuando Cristo establecería su reino. Escribió: “Y una piedra cortada no con mano, que cayó sobre los pies de la imagen, y rompió los cuatro metales en pedazos, y llegó a ser un gran monte, y llenó toda la tierra; representa que se levantará un nuevo reino, después de los cuatro, y conquistará a todas aquellas naciones, y crecerá hasta ser muy grande, y durará hasta el fin de todos los tiempos”.7
Al considerar las demás visiones de Daniel, Newton aclara que después del cuarto reino sobre la tierra vendría la segunda venida de Cristo y el establecimiento de su reino eterno: “La profecía del Hijo del hombre que viene en las nubes de los cielos se relaciona con la segunda venida de Cristo”.8
Newton, el intérprete de las profecías
Newton no estaba satisfecho con la interpretación de las profecías de su época. Sostenía que los intérpretes no “tenían métodos previos... Distorsionaban parte de las profecías, sacándolas de su orden natural según sus propias conveniencias”.9
En armonía con su enfoque de los problemas científicos, Newton estableció normas para la interpretación profética, con una codificación del lenguaje profético que tenía como intención eliminar la posibilidad de distorsiones “a la conveniencia de uno”, y adoptó el criterio de permitir que la Escritura revele y explique la Escritura.
De este modo, la interpretación de Newton difería de la interpretación de la mayoría de sus contemporáneos. El no estaba interesado en el uso de la profecía para explicar la historia política de Inglaterra, como lo hacían otros, sino más bien se centraba en el estudio del comienzo de la gran apostasía que ocurrió en la iglesia y en la restauración final de la iglesia a su pureza original.
Este interés en la restauración de la iglesia a su pureza apostólica llevó a Newton a estudiar la segunda venida de Cristo. Su preocupación por el futuro lo condujo a las 70 semanas de Daniel 9. El, como muchos dispensacionalistas de hoy, asignaba la última semana a un futuro indeterminado cuando comenzaría el regreso de los judíos y la reconstrucción de Jerusalén, y que culminaría con la gloriosa segunda venida de Cristo.
Esta interpretación, por supuesto, es contraria a las creencias de los adventistas. Sin embargo, algunos de los principios de interpretación de Newton están en armonía con los nuestros. Por ejemplo, considera la interpretación que daba Newton a los símbolos:
“Los vientos tempestuosos, o el movimiento de las nubes [representa] guerras;... La lluvia, si no es inmoderada, y el rocío, y el agua corriente [representan] las gracias y las doctrinas del Espíritu; y la falta de lluvia, la esterilidad espiritual. En la tierra, la tierra seca y las aguas congregadas, como un mar, un río, una inundación, están en lugar de la gente de diversas regiones, naciones, y dominios... Y varios animales como un león, un oso, un leopardo, y un macho cabrío, de acuerdo con sus características, están en lugar de varios reinos y cuerpos políticos... Un gobernante está representado por alguien que cabalga en una bestia; un guerrero o un conquistador, por una espada y un arco; un hombre poderoso, por su estatura gigantesca; un juez, por una balanza y pesas;... honor y gloria, por una vestimenta espléndida; dignidad real, por ropaje de púrpura o escarlata, o por una corona; la justicia, por vestimentas blancas y limpias; la maldad, por ropa manchada y sucia”.10
En la interpretación de las profecías relacionadas con el tiempo, Newton sostenía que “los días de Daniel son años”.11 El aplicó este principio a las 70 semanas12 y a los “tres tiempos y medio” de apostasía. Newton aclara que el “día profético” es “un año solar”, y que un “tiempo” en la profecía también es equivalente a un año solar. “Y los tiempos y las leyes fueron desde entonces dados en su mano por un tiempo, tiempos y el medio de un tiempo, o tres tiempos y medio; es decir, por 1260 años solares, considerando un tiempo como un año calendario de 360 días, y un día por un año solar”.13
Conclusión
Newton fue extremadamente cauto en sus creencias religiosas. Esto puede explicar, en parte, por qué no publicó sus obras teológicas durante su vida. Tal vez, consciente del ambiente religioso inglés, no quería ser acusado de herejía, sino que buscó con afán la verdad como la encontraba en la Biblia. Afortunadamente, sus obras teológicas fueron publicadas después de su muerte.
Como adventistas, podremos no estar de acuerdo con Newton en todas sus interpretaciones de la profecía bíblica, pero podemos beneficiarnos con sus obras teológicas y su metodología cuidadosa a fin de mantenernos firmes en la fe, aun cuando sigamos estudios científicos. El fue un verdadero gigante de la ciencia que no se avergonzaba de su fe, sino que, por el contrario, dedicó tiempo para entender la Palabra de Dios, tanto cuando predice los movimientos de la historia, como cuando proporciona orientación para ordenar la vida personal de cada uno.
Fuente: Dialogo Universitario / "Isaac Newton: hombre de ciencia y teólogo"
Autor: Ruy Carlos de Camargo Vieira (Ph.D., Universidad de Sao Paulo) es ingeniero mecánico y eléctrico; actualmente es miembro del Consejo Superior de la Agencia Espacial Brasileña. En 1971, el Dr. Vieira fundó la Sociedad Creacionista Brasileña, y comenzó la publicación de Folha Criacionista, una revista bi-anual en portugués.
Notas y referencias: 1. Ver mi Sir Isaac Newton: Adventista?, un librito publicado por la Sociedade Criacionista Brasileira. 2. Richard S. Westfall, The Life of Isaac Newton (Cambridge: University Press, 1993), p. 204. 3. Bernard Cohen, Isaac Newton: Papers & Letters on Natural Philosophy (Cambridge: Harvard University Press, 1958), p. 284. 4. Westfall, p. 301. 5. Id., p. 300. 6. Id., p. 128. 7. Isaac Newton, Observations Upon the Prophecies of Daniel and the Apocalypse of St. John, pp. 25, 26. 8. Id., p. 128. 9. Westfall, pp. 128, 129. 10. Newton, Observations, p. 18-22. 11. Id., p. 122. 12. Id., p. 130. 13. Id., pp. 113, 114.
Como puede ud. afirmar que Isaac Newton era adventista, si el rechazó la doctrina de la Trinidad. creo que tal afimación seria una gran barrabazada.
ResponderBorrarNo hay dudas del arrianismo de Newton, quizá con Servet uno de los unitarios mas conocidos del siglo XV y XVI. A contrario de Servet mantuvo sus creencias en secreto (acto que le acarreó a Servet la sentencia de muerte, no por la Santa Inquisición, sino por el reformador protestante Juan Calvino), creencia que podemos hoy entender gracias a sus cartas enviadas a su amigo John Locke o sus escritos que después de su muerte fueron publicados. Gracias a ello hoy podemos encontrar una correcta visión y amplia de su "herejia".
ResponderBorrarNewton estaba convencido de que las Sagradas Escrituras habían sido violadas para sustentar la doctrina trinitaria (por el tema de la adicción "non santa" de 1 Juan 5:7 ), pero el concepto arriano ( precursor del unitarismo) sobre Jesús, no era descartar o borrar a Jesús, sino era considerarlo verdaderamente el divino Hijo de Dios, pero ni mucho menos igual al Padre.
Dedico increíble cantidad de tiempo y energía mental intentando interpretar las profecías de Daniel en el Antiguo Testamento y el libro de Apocalipsis. Dejó escritas más de un millón de palabras sobre este tema, y se consideraba el primero que había interpretado correctamente ambos libros. Habiendo tenido tanto éxito en la resolución de algunos de los acertijos del universo de Dios, dedicó su talento a intentar resolver los acertijos planteados por la Sagrada Palabra de Dios.
El trinitarismo, en opinión de Newton, era una burda herejía inventada por la Iglesia de Roma en los siglos IV y V. Se guardó esta creencia para sí mismo, sabiendo perfectamente que si se llegaba a conocer sería expulsado de su colegio de Cambridge, irónicamente llamado Trinity, donde fue profesor de matemáticas durante veintiséis años.
Newton estaba firmemente convencido de que los libros de Daniel y del Apocalipsis, correctamente descifrados, demostraban que la historia del mundo iba a terminar con la Segunda Venida de Jesús, seguida por su juicio a los vivos y los muertos. En su juventud, Newton especuló que una posible fecha para la Segunda Venida sería 1867, pero algún tiempo después decidió que era una tontería utilizar la Biblia para predecir el futuro. Lo más que podia hacer era reconocer las predicciones cumplidas después de que ocurran los sucesos predichos.
Recrdemos tambien que de la mima forma que millones de protestantes del siglo XVII, Newton creía que el Papa era el Anticristo profetizado en el Apocalipsis: una encarnación de Satanás en su último e inútil intento de frustrar el plan de Dios para limpiar de pecado el universo.
Entendamos que su visión dispencionalista le llevo a aceptar la profecía e interpretarla como que en los últimos días los judíos regresarán a Jerusalén y se harán cristianos. A la llegada de Jesús le seguiría un Milenio durante el cual el Señor gobernará el mundo “con mano de hierro”. Vale mencionar que en su vejez, Newton cambió la fecha de la Segunda Venida a algún momento después del final del siglo XXI, alrededor del 2060.
Por lo tanto, contestando al anterior comentario: a Newton se lo considera un adventista, no porque perteneció a un movimiento que emergió muchísimos años después: sino por haber creído y escrito sobre la Segunda Venida de Cristo. Obviamente de un Cristo "arriano" -sin dudas-. Indudablemente -también- creyó que la Segunda Venida de Cristo era un evento fundamental y en el contexto de profético de Daniel y Apocalipsis, un evento futuro crucial e ineludible.
Seis años después de la muerte de Newton, se publicaron en Londres sus Observaciones sobre las profecías de Daniel y del Apocalipsis de san Juan. El libro se reeditó en 1922, pero desde entonces, asombrosamente, ha sido imposible de encontrar.
ResponderBorrarEl único resumen de su contenido es obra de Leroy Edwin Froom “The Prophetic Faith of Our Fathers”, un voluminoso tratado en cuatro tomos, escrito por un historiador perteneciente a los adventistas del Séptimo Día. Froom era un gran admirador de las opiniones religiosas de Newton, muchas de las cuales son compartidas por los adventistas, entre ellas la identificación del papado con el Anticristo y la creencia en que Dios creó el universo por medio de Jesús. Al igual que los adventistas, Newton entendía que las cuatro partes de la imagen metálica que se describe en el capítulo 2 del Libro de Daniel simbolizan las sucesivas potencias mundiales de Babilonia, Persia, Grecia y Roma. Como los adventistas, interpretaba que el crecimiento del “cuerno pequeño” de la cuarta bestia de Daniel representaba el auge del papado.
¿Y qué hay del 666, el misterioso número de la Bestia, según la Revelación? Como los adventistas actuales, Newton creía que aún no conocemos su significado. Sería interesante comparar la exégesis newtoniana de las profecías bíblicas con el clásico texto adventista Reflexiones sobre el Libro de Daniel y el dé la Revelación, una obra publicada en 1882 por Uriah Smith.
Es evidente que la frace hace alusion a que Newton creia en la segunda venida de Cristo, mas alla de sus diferencias doctrinales en otros puntos.
ResponderBorrarLo que recalca aqui y sucede con otros personajes de la Historia muy destacados y diria no superados por contemporaneos nuestros es que con un razonamiento muy cientifico no dejaron de creer en la divinidad y en la biblia, cosa que hoy con mucho menos luces se pone en duda la existencia de Dios y la vigencia de su palabra.
Elias
creo que todos los teologos investigadores de la ciencia y buscadores de la verdad cientifica rebuscada no encuentran respuestas en sus hipotesis, analiticas en como funciona nuestro mundo y todo lo que habita buscan eso una explicacion basada en sus mentes pero, la mente del ser humano esta limitada y nunca va hacer mas grande que la de Nuestro Dios Senor nuestro. ellos encuentran despues de largos anos de busqueda y de tanto tiempo dedicado y fatigas tras nochadas, en vela solo ese camino donde el hombre quiere descubrir el origen el porque y dar la razon perfecta echa por el hombre no es hayada, solo la respuesta esta en Dios ahi se encuentra la respuesta Divina de Dios solamente el conoce como nos hizo, como nos formo y cada ser humano somos unicos en todo este mundo asi es Dios, tendriamos que ser dirigidos por nuestro Dios y ser unildes no caer en el poder ni engrandecernos por que estoy segura que nos perderiamos nosotros nos estamos destruyendo cada dia en lo social, emocional,fisico, los inventos los usamos encontra de nuestros semejantes para desaparecer humanos en este planeta por eso somos ignorantes Dios siempre debe estar primero y nosotros despues dandole su gloria y honrra a el es dada siempre amen.
ResponderBorrarIsaac Newton sabia que vivirian personas para siempre , pues el dijo"La tierra seguira siendo habitada por mortales(seres humanos)despues del dia del juicio,y no solo por mil anos,sino para siempre." Asi que no entiendo si era adventista , pues los adventistas creen en solo ir al cielo no creen en vivir para siempre aqui en la tierra.Mateo 5:5 ”Felices son los de genio apacible, puesto que ellos heredarán la tierra;Juan 3:16 ”Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.Apocalipsis 20:1 Y vi a un ángel que descendía del cielo con la llave del abismo y una gran cadena en la mano. 20:2 Y prendió al dragón, la serpiente original, que es el Diablo y Satanás, y lo ató por mil años.20:3 Y lo arrojó al abismo, y [lo] cerró y [lo] selló sobre él, para que no extraviara más a las naciones hasta que se terminaran los mil años. Después de estas cosas tiene que ser desatado por un poco de tiempo.
ResponderBorrarLa verdad es que las creencias doctrinales de los adventistas difieren mucho de lo que pensaba sir Isaac Newton, que tenian teorias mas cercanas a las dispensacionalistas de hoy en día.
ResponderBorrarLo que me llama mucho la atención es como quieren volverlo adventista solo por ser el. si fuera cualquier otro hombre no harian lo mismo. Eso solo lo hacen por vanagloria, no creen?
No creo que el autor de Ruy Carlos de Camargo Vieira tenga la intención de jactarse de algo o vanagloriarse por ser adventista. Simplemente por que el hecho de rescatar su perfil o matiz adventista.
ResponderBorrarSobre su cercanía al dispencionalismo, también es innegable. Pero el el contexto del pensamiento de Newton una cosa no va en contra de la otra.
Me adjunto a comentarios anteriores.
ResponderBorrarSr Isaac Newton no concuerda con gran parte de las creencias y doctrinas básicas del adventismo, lo que lo convierte en un estudioso, no en un adventista.
Hay que tener mucho cuidado con estos titulares, no creo que sea prudente tratar de valorizar una creencia de nuestra iglesia mostrando a un grande de la historia como quien comparte esto. Es un poco venerar a grandes personalidades. Tengamos cuidado y precaución para analizar la vida completa y sus escritos antes de nombrarlo adventista.
El titulo de este articulo es engañoso, deberia ser "Isaac Newton: hombre de ciencia y teólogo". Porque ojo no todo el que cree en la segunda venida de Cristo es adventista.
ResponderBorrarEn segundo lugar la iglesia adventista es una institucion que tiene sus propios intereses y bases doctrinales y no acepta a cristianos que puedan tener otras doctrinas diferentes o que no compartan sus doctrinas.
El Dr Camargo Vieira (autor de este artículo), es un Charlatán y un payazo con un título de Phd.
ResponderBorrarCreacionista es aquel que está en contra de la Teoría de la Evolución, cómo habría de estarlo Newton si Darwin y su obra fueron posteriores?
ResponderBorrarPor favor, no difundas más ignorancia de la que ya hay.
ignorancia?llegara el dia en que digamos realmente si existia un Dios creador del cielo la tierra y todo en cuanto ella hay, y sera alli cuando desiemos que las rocas caigan sobre nosotros.Estamos viendo lo que esta pasando en este mundo y aun asi seguimos creyendo en palabra de hombre.
Borrary vendra el dia en que todo ojo le vera Apocalipsis 1:7.